viernes, 18 de febrero de 2011

Su chute de desesperación

Se había equivocado al imaginar que nunca volvería, al sobreestimar el poder analgésico de los labios y del tiempo, al escuchar una vez más su canción. De nuevo se encaramó hacia el desván de las falsas esperanzas, pero solo con volver a imaginar sus rasgos ya merecía la pena otra eternidad de martirio.

“Por que el fantasma era ella y la casa embrujada yo mismo”.

jueves, 17 de febrero de 2011

Podría decirte la verdad (29/10/2010)

Podría destaparte todos los apestosos recovecos tras los que se guarecen tus enemigos de alcantarilla e incluso romper en pedazos esa cordial “careta” que enmascara la verdadera realidad de un capullo que nunca se convertirá en mariposa.
Podría ofrecerte su cabeza que no vale más de cinco lentejas, y aún con el corazón inerte sus labios seguirían escupiendo las más venenosas de las mentiras.
Podría engañar a mis amigos como lo han hecho ellos contigo y siempre de diferente manera… pero no seré yo quien te deje solo ante el peligro del recuerdo.
Las amistades pasajeras lo son de un tren que no lleva a ninguna parte.


viernes, 11 de febrero de 2011

Corazón caliente, cabeza fría.

Entre el apretado humo y la sencillez de sus problemas bebían de aquella botella sin dejar aún lado todos aquellos deslices, pero acallándolos  mediante la destreza que se hacía presentir en su manera de ver las cosas. De forma que todo se había convertido en un solaz de estima y camaradería, un juego tan carente de lógica en su esencia que, con apenas unas pizcas de sal y algo más de tiempo, lo había convertido en algo ingénito a la de ellos. Y mientras se agigantaban en su particular oasis de distendidos murmullos, acolchados óbices y deliciosos manjares, comprendieron que muy a su pesar era la botella la que se los bebía a tragos.

Se le venía a la mente las palabras de aquel tipo que decía de la vida un juego de centímetros, donde el segundo antes junto con el segundo después no vale nada. Donde cada centímetro arrancado de nuestro alrededor es el que decide quien gana y quien pierde.

Pero lastimosamente eran aquellas palabras las que no valían nada, por que solo de entre lo más profundo de sus entrañas se arranca cada centímetro. Y era allí, en la oscuridad de sus entes, donde cada segundo contaba, tanto el de antes como el de después, siendo ellos mismos los encargados de decidir entre un fracaso o una victoria, entre lágrimas o canciones. Y lo más bonito de todo es que engullidos aún les quedaban ganas de seguir bebiendo.

miércoles, 9 de febrero de 2011

De 60 en 60


Con resuelta ímpetu y diligentes trazos optó por engarzar todos aquellos minutos que le sugestionaban o que simplemente encarcelaban la más agorera de las sonrisas. Se inclinó ante la idea de de encerrarlos atrás, en el maletero, y soltar el freno de mano ahogándolos a merced de todas aquellas sirenas que tiempo atrás se habían convertido en pirañas.


martes, 1 de febrero de 2011

Tanta palabrería y tan poca vergüenza

No podía controlar el regocijo que sublimaba su desperezado gesto y que invitaba a una carcajada fácilmente incontrolable entre tanta palabrería y tan poca vergüenza. Incoherentes frases y absurdas ideas comenzaron a desfilar ante sus ojos, mientras bufaban las bocinas del circo que ya había llegado a la ciudad.

Payasos, focas, balones y bromas de toda índole… gritos, gritos y muchas más risas, enajenamiento total de la raza humana, ¡chiste, chiste!

Otro vistazo nunca venía mal… y lo que antes habían sido estúpidas, rastreras, incoherentes, abyectas, sintéticas, y repulsivas palabras, ahora con una segunda dirección y un mejor criterio, todos aquellos vocablos viles y de corta, “muy corta dignidad” se convertían en un suave, largo y relajante “bla bla bla”