Un buen día se instaló con la firme idea de no largarse jamás. Sus intenciones eran muy claras: inundarnos con la fantasía de sus ojos, divertirnos con su rutilante sonrisa, deslumbrarnos con su curioso ingenio, encapricharnos con su alegre atención, enfadarnos con sus tenues defectos, sorprendernos con sus magníficas virtudes… enseñarnos a ver el mundo desde su menuda perspectiva.

vaya, esto si que no me lo esperaba
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