jueves, 14 de marzo de 2019

¡Choca esos catorce colega!

 


Condenados a quererla sin remedio
por culpa de la sangre que nos riega,
esclavos de ese amor que solo ciega
con la luz de una estrella del invierno;


Abatidos por la sonrisa que nos lega,
que subyaga con fulgor y sin criterio,
siervos de esa patria que es su imperio,
somos quienes enarbolan su bandera.
 
Somos por la claridad de su destello,
somos por estar siempre a su vera,
somos hombres, soberanos y plebeyos,


somos hidalgos de nuestra Dulcinea,
somos música, prosa, somos verso,
pero nunca somos si no es ella.
 

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