Billy gatillos se creía un tipo muy duro, el más duro del salvaje Oeste, con su sombrero barato y sus botas de montar, sus cigarros sin filtro y sus calzones sucios. Era un completo cretino adicto a la violencia, a los duelos y a los colchones de pago; un hombre sin destino que cogía todo aquello que le pudiese mantener con vida unos días más sin importarle que otros vivieran unos días menos. Se creía con derecho a todo, a él y a su pistola no les gustaban las normas establecidas. Billy gatillos se cagaba en la ley.
domingo, 25 de septiembre de 2011
sábado, 24 de septiembre de 2011
Las garras de la verdad
Sus propios límites y los de su imaginación estaban delineados por el agarrotado trazo de unas cadenas sujetas firmemente a la roca, como los grilletes que en realidad decían ser. Raíces que emergían de la tierra para someter cualquier libertad que en sus sueños pudiese parecer maravillosa, oprimiendo todos y cada uno de sus movimientos, desgarrando sus deseos con las espinas que adornaban las retorcidas ramas de la realidad. Sin tiempo para pellizcarse o imaginar que todo aquello era una maldita pesadilla, una de esas que te atrapan en sus contendientes laberintos, inundados de lo peor de uno mismo, y te obligan a sufrir por las decisiones tomadas, a sangrar por que hay que sangrar. Pero tranquilícense, él estaba muy despierto.
Su vida fue escrita por el destino en una noche de copas.
martes, 20 de septiembre de 2011
Propongo proponer que propongamos
Propongo proponer lo que sabemos imposible,
soñar cuando no queda otro remedio,
propongo vencer a lo invencible mientras brindo
con la copa de mis sueños
cuando pienso, cuando escribo,
cuando bebo.
Propongo olvidar que olvidamos que quisimos,
proponer que nos queramos,
propongo llegar a ser lo que no fuimos,
que se encuentren nuestras manos
a la vuelta de los cuerpos, al calor de las caricias,
al son de los abrazos.
Propongo quemar las cenizas de lo escrito,
que propongas lo que quieras,
propongo quererte y lo repito si propongo
que lo nuestro es buena idea
si paramos de engañarnos, si ganamos la batalla,
si dejamos las trincheras.
Propongo beber las lágrimas del tintero,
fumarme hasta la última letra,
proponerte ser sincero cuando propongo
que por ti seré lo que sea:
quizá un idiota, quizá un culpable,
quizá un poeta.
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