Qué la tierra sonría tras tus pasos
cuando la suerte apueste todo a ti;
y el destino corrija tus fracasos
para que nunca dejes de reír.
Qué todos tus amantes sean sinceros
y si tienes que sufrir por amor
llora, pero con los pies en el suelo,
llora para conocer tu dolor.
Y qué la vida te colme de abrazos,
y la ventura se cuente por mil,
y el infortunio se mantenga escaso.
Qué a la pena no le de por venir,
y si lo hace, tú, con un portazo,
le indicas por donde se tiene que ir.