viernes, 14 de marzo de 2014

¡Choca esos nueve colega!


Nueve rosas invernales se envalentonaron con los años
anegando de color la cruda silueta del paisaje,
hendiendo con sus pétalos la espesura de mi alma
hilvanada por la misma aguja que tejió las fibras de sus tallos
hábilmente acaudillados por los dedos de mi madre.