viernes, 14 de diciembre de 2012

Suspiraba, suspirando y suspirar.



El dulce aroma de lo conocido era
un perfume todavía por conocer
y el tiempo, mi auténtico enemigo,
confesó ante mí que el olvido era
el suspiro de aquella mentira
que un día se había inventado él;

Con aquel axioma compartido
de que el único culpable fui yo,
el ampo desgastado en mi apellido
por la plomiza culpa que ha asido
el hilo desflecado de aquello que,
aunque ya acabado, nunca terminó.

Y con las bromas que gasta el olvido
aprendí lo difícil que resulta respirar
cuando se es olvidado, sustituido…
y en compañía de mis aullidos,
desvalidos, acometía contra el silencio
que exhalabas por las noches, Soledad.

martes, 11 de diciembre de 2012

Pero siempre existe un quizá.



¿Muchas cosas que yo digo son mentira
y otras tantas no parecen ser verdad,
o sólo un medio de ellas son mi ruina?
Imagínese lo que puede ser la otra mitad.

¿Serán engaño las palabras que yo diga
por que quiero y no lo puedo remediar,
o tal vez mintiendo no existan las heridas
y quizá vale más prevenir que lamentar?

Y la duda es si miento o estoy mintiendo
por que le quiero engañar, o si sufro
simplemente por mi embuste y falsedad;

Puede ser, y no lo invento, que me ría
sin parar, porque usted nunca sabrá
que es mentira y que es verdad.