El amor fue mi despido, y de mendigo
desfilaba por las calles del pasado,
buscando algo parecido o quizá
en busca de lo que ya había terminado.
Tantos años de suspiros, escupidos
por mis sueños ya logrados,
empapaban con vinagre y vino
las heridas de un amor anestesiado.
Y la verdad es que la cura
se ocultaba en la mentira
que mi cabeza rondaba:
que quizás no me quería
porque yo, otro tal vez,
no significaba nada.
